El barrio Oliver con cien años recién cumplidos (1918-2018), con una historia de lucha por parte de sus vecinos por tener el reconocimiento por parte de Zaragoza. Consiguió ampliar los limites de la ciudad poblando sus terrenos con gente humilde, desde la humildad que hoy por hoy perdura.
Fue un párroco el que le dio el nombre, Manuel Oliver, cuando compro los primeros terrenos por el 1918, terrenos que según cuentan los mas ancianos pertenecieron de inicio a una mujer acaudalada y que mas que vender los terrenos al párroco Manuel, se los jugo a las cartas con resultado ganador para este, por lo que el afortunado cura pudo iniciar el proceso de creación del barrio.
Con esta idea de la partida de cartas como inspiradora imagen del comienzo de la historia de un barrio, también de esa lucha o batalla constante como la que metafóricamente se libra en el juego y el barrio siempre a tenido como estandarte para su desarrollo o al menos su supervivencia. Dos premisas, primero, el azar es determinante en ocasiones en el destino y segundo, el punto de partida de una gran historia puede ser una simple partida de cartas.